*Sopla para quitar el polvo*

La queja principal que siempre recibí en aquellos tiempos de antaño cuando tener blog era relevante era el color del texto en mis posts. "Naranja, me lastima los ojos, agghh!", decian ustedes. "Me vale madres, es parte del nombre del puto blog, nenas delicadas!", contestaba yo.

Pero ahora me dieron ganas de escribir de nuevo y tal vez la apenas notable actualización al diseño y un cambio en el color de texto sean suficientes para marcar la "nueva temporada" del blog.

No esperen que cambie el nombre, though. Ese se quedará así para siempre por que rulea el universo conocido y me vale.

Tampoco esperen que deje de pochear por que asi funciona mi cerebro y quien chingados eres tú para criticar como funciona mi cerebro, anyway?

Algún recoveco de mi cerebro ("Krang" para los fans) decidió hace unos días que tenia que revivir la costumbre de escribir, cosa que ya ni en mi rayoneado cuaderno de doodles y textos random hacia mas de una o dos veces al mes. Escribir siempre ha sido parte de quien soy y es una de las pocas actividades que parecen calmar ese torbellino confuso y cagante que es mi mente.

Eso y el sexo. 

El plan es ejercitar los atrofiados músculos de escritor que siempre dije tuve y nunca comprobé que así fuera. Y decidí hacerlo público primero por que, obvio, necesito la atención, y segundo por que tal vez así me sienta obligado a escribir y no se vuelva a perder "el plan" entre tweets pendejos, películas malas y mi siempre-presente apatía.

Y ahora no me preocuparé por atraer lectores, que sigo convencido es lo que mató mi interés por el blog way back when. 

Las Mandarinas ahora son mi rayoneado cuaderno de doodles y textos random.

El objetivo es un post al día. Todos los días. 

A ver cuanto dura.